Famosa película del siempre duro Clint Eastwood (a excepción
de la encerrona de “Los puentes de Madison” en la que estamos esperando la
primera “torta” jejeje) en la que destacan tres personajes principalmente : El bueno,
el feo y el malo.
Estos tres personajes cinematográficos me recuerdan a 3
figuras destacadas en el mundo del fútbol.
El Bueno: Es el futbolista, destaca por sus características
personales, jugador veloz que siempre deja en jaque al adversario, o aquel
pegador que desatasca un partido en cualquier acción a balón parado, o ese
futbolista con una técnica y un regate que a todos siempre gusta ver. Esta
misma figura que representa al” bueno”, siempre está exento de culpa ya que
por circunstancias de los lances del partido siempre pudo haber un precedente
que le exima de dicha culpa para echársela a otro.
El Feo: President@ y directivos que están siempre navegando
en aguas revueltas, le toca la difícil labor de respaldar al equipo y al cuerpo
técnico en buenos y malos momentos y a su vez tiene en sus manos la decisión y
responsabilidad de mejorar al el grupo o de invitar a salir al cuerpo técnico o
a cualquier miembro del equipo con el consecuente revuelo. Un puesto que solo
recibe glorias y alabanzas en última instancia debido a la oscuridad en la que
trabajan.
El Malo: Evidentemente y sin lugar a dudas a que pueda ser
otro, el entrenador. La única certeza que tiene en su día a día es la de saber
que nunca va a tener contento a todo el mundo. Tiene en sus manos todo el
potencial de un grupo, se encarga de la difícil tarea de exprimir todas y cada
una de las gotas de sudor que tiene su plantilla, su futuro esta estrictamente
ligado a su destreza, a sus conocimientos y su siempre valorada mano izquierda.