Carlos en O Pote (Foto. Gerardo Taracido) |
El pasado domingo ante el Deportivo Ciudad, una jornada más
y van unas cuantas desde su llegada la pasada temporada, Carlos salvaba al
Maniños con un par de manos impresionantes en situaciones de uno contra uno y de
un disparo a bocajarro bajo palos.
Sus reflejos y su excelente colocación a la
hora de recortar espacios al delantero rival, hacen de Carlos un muro difícil
de franquear cuando la bola llega a su zona de influencia más cercana. Son
innumerables los mano a mano que se han quedado solo en eso gracias a su
habilidad para oscurecer al delantero de turno o para sacar una mano imposible.
Sin embargo y también desde su llegada, no es menos cierto que Carlos ha errado
en numerosas ocasiones en sus salidas por alto o lejos del área pequeña en
acciones de aparente facilidad para un guardameta con suficiente estatura como
para imponerse en las jugadas a balón parado.
Es precisamente por esto y en esto en lo que hoy quiero
hacer especial hincapié. Cuando un portero “canta” todos nos echamos las manos
a la cabeza y en seguida comenzamos a preguntarnos como puede haber fallado
eso…, como tras una actuación de gran mérito puede llegar otra de tanto
“demérito”. No voy a descubrir y es una opinión muy particular que de llegar a mejorar
(nunca es tarde) en esas facetas del juego, Carlos estaría en disposición de
competir en superior categoría.
Montaje tamaño natural zona vestuarios O Pote |
Dicho esto quiero llamar la atención acerca de cómo no nos
escandalizamos en la misma medida (o si..) cuando un delantero falla una clamorosa
ocasión de gol o cuando cualquier jugador falla un penalti, situaciones de
mayor ventaja para un jugador de campo que cualquiera a las que se puede
enfrentar un portero a lo largo de los noventa minutos. Así pues y desde mi
humilde punto de vista el rendimiento de un jugador (también el del portero) no
debería medirse en ocasiones falladas (el delantero) o cantadas realizadas (el
guardameta) si no en el balance del conjunto de sus aportaciones tanto
positivas como negativas a lo largo de una temporada.
A día de hoy considero este balance más que positivo en el
caso de Carlos y convencido estoy de que “sustos aparte”, será fundamental en
lo que resta de aquí al final. Lo será por sus cualidades, su determinación, su
actitud siempre positiva sobre el terreno de juego y su apuesta firme por el
club, el equipo y su afición.
Por Manel Díaz